Nos hospedamos allí con mi familia por diez días, quedamos encantados con el sitio y las personas que hacen de él lo que es. Pipa tiene todo lo que nos gusta y lo disfrutamos muchísimo, pero al llegar a la posada es cuando mas cómodos nos sentíamos, es un oasis de paz en el bullicio de una ciudad turística. Cuenta con todas las comodidades necesarias para pasar días sin querer salir. Sus nuevos dueños, bahiana y holandés con mucho mundo vivido, están en todo momento pendientes de que no te falte nada y super dispuestos a guiarte en tu día a día para que disfrutes al máximo la experiencia de tus vacaciones. Tanto ellos como el personal tienen tanta energía, proyectos y ganas de hacer que sin lugar a dudas llevaran este ya hermoso lugar a niveles cada vez mas altos. Yo me mudaba allí permanentemente. Gracias por todo Glaucia, nos volveremos a ver con seguridad. Y a las personas que lean esta reseña buscando un lugar para relajar y desconectar, no lo duden, este tipo de sitios llenan el alma….